Mujeres asesinadas por sus parejas. ¿Quién más tira del gatillo?























Por: Jenny Henríquez

Los titulares con casos de violencia contra la mujer se suceden con una frecuencia preocupante. Todos los días leemos sobre situaciones de muerte de mujeres en manos de su pareja sin que se generen los mecanismos, la sensibilización y las políticas públicas necesarias y oportunas para detenerlo. En pleno siglo XXI existen hombres que consideran que la mujer es un objeto que le pertenece. Es tanto así, que la parte más peligrosa, la que pone en riesgo su vida, es el momento cuando la mujer habla de separación. Palabra que al hombre le activa sus demonios, revolotea sus traumas, altera sus patologías y aumenta la probabilidad de ocurrencia de eventos agresivos que casi siempre terminan en tragedia.
Ahora bien, cuando un hombre mata a una mujer pienso en que nosotros como sociedad, de una forma u otra, muchas veces, también apretamos ese gatillo.

Lo hace la familia cuando no le explica a la adolescente que el varón es un compañero de vida no un suplidor de caprichos y que su cuerpo es un templo no una ofrenda. Cuando no reconoce las señales de violencia y si las reconoce las minimiza. De igual manera,  lo hace cuando los valores morales inculcados no son sólidos. 

Lo hace el Ministerio de la Mujer que siendo el organismo responsable de establecer las normas no ha podido ejecutar políticas públicas que pongan freno a tantas muertes.

Lo hacen las fiscalías generales de justicia cuando no ejecutan la acción penal correspondiente y en cambio, mandan a las calles a quienes ya saben que es una amenaza para otra vida.

Lo hacen la amiga, la comadre y la vecina que miraron para otro lado y callaron la agresión cuando la vieron. La que dice que "no es para tanto" ese moretón en el brazo porque  al fin y al cabo "ese hombre te tiene viviendo como una reina".

Lo hace el amigo del victimario cuando dice que una mujer se gana que la asesinen si decide terminar una relación luego de recibir regalos costosos de su pareja.

Lo hace la escuela cuando no formula una política escolar que condene el acoso, ni ofrece la orientación necesaria cuando en sus planteles se observan estudiantes con armas blancas y faltándole al respeto a sus compañeras. 

Lo hacen los medios de comunicación cuando en vez de crear conciencia social abordan el tema desde el amarillismo y el morbo.

La prevención desde un estamento no es suficiente.  Se necesita integralidad. Como también disposición, voluntad y compromiso. 
Podemos bajar las cifras de muerte por violencia contra la mujer hasta que realmente no haya una menos. Unámos! Pero no para tirar del gatillo. 
 

Comentarios

Entradas populares