TOKISCHA ES PORNOGRAFÍA AUDITIVA.
Por:
Jenny A. Henríquez R.
Las redes sociales y los medios de comunicación se han manifestado con juicios diversos acerca del contenido musical de una de las representantes del género Trap, Tokischa. Todo esto a raíz de una carta dirigida a la anteriormente mencionada en la red social instragram.
En los últimos días, haya
sido o no la intención, en el país se ha hablado de Tokischa más que de la
situación socio-sanitaria.
El abanico de pareceres ha
sido amplio. La Trapera despierta los extremos de las opiniones en las
personas. Algunos la aman, otros quisieran prohibirla debido a las letras explícitas
que utiliza en sus canciones.
Sin embargo, la intención
de este escrito no es llover sobre mojado, ni decir lo que ustedes saben sobre
lo acontecido. El propósito es pensar un poco sobre lo siguiente:
Se dice que Tokischa no
está para educar a nuestros hijos. Es cierto. Sin embargo, sus letras,
pornografía auditiva pura, no son las letras que una madre quiere que su hijo
escuche, aunque esté segura de la formación que dió en el hogar.
Se dice que con tantos
problemas que hay de corrupción, drogas y pedofilia, el “arte” de Tokischa es
un mal menor. Puede ser cierto. Sin embargo, se hace necesario que los
organismos competentes den una mirada al contenido audiovisual que se difunde
en las redes sin ningún tipo de filtros y que, aunque en los hogares haya regulación con el uso del Internet, es imposible controlar lo externo. Situación que
vivimos a diario cuando llegas a cualquier negocio o establecimiento y suena a
todo volumen esa “música pegajosa” que no permites que tus hijos escuchen en
casa.
Se dice que Tokischa no es
la enfermedad, sino un síntoma. También es cierto. En tal sentido, debemos mirarnos
todos desde adentro para saber de qué manera podemos dar con el tratamiento de
una sociedad enferma pero de la cual todos somos parte.
La alta oferta de contenido
sexual a la que nuestros niños y niñas están expuestos no debe ser tomada a la
ligera. Estoy segura que algunos de ustedes habrán tenido la oportunidad de
escuchar las letras a las que me refiero, por eso les digo: no normalicemos
actos que son inapropiados para nuestros menores.
Seamos agentes de cambio. Fortalezcamos
la educación en valores: éticos, morales, familiares. Saneemos nuestra sociedad.
Hagamos que lo que no edifique pierda fuerza, que no tenga valor.
Desde la primera vez que escuche la música de los tiempos de ahora, jamás me gusto. Específicamente por las letras. Desde siempre he estado pendiente a las letras de las canciones para determinar si son de mi agrado o no. Aún jamás habiendo escuchado la música de Tokischa, las noticias que actualmente hay sobre ella lo explican todo.
ResponderEliminarDe acuerdo con lo escrito. Deben existir límites donde los valores mencionados no se debiliten. Dice un popular refrán africano, “se necesita a un pueblo entero para criar a un niño”. Ese niño equivale a los mismos integrantes futuro de ese pueblo rotativamente. Si este no se nutre positivamente ¿qué podemos esperar para las próximas generaciones? Para que las sociedades sean más justas, productivas, y sanas, definitivamente, hay que trabajar colectivamente incluyendo la base esencial: hogar, educación y el gobierno.
ResponderEliminarExcelente artículo. Totalmente de acuerdo con tu postura. Debemos revisarnos como sociedad antes de juzgar a otros.
ResponderEliminarMuy acertado articulo y le felicito, una redacción impecable y especie extinguida entre los jóvenes.
ResponderEliminarEl tema que trata es muy complicado y con solución difícil. Creo que lo mejor es dejar correr, pues lo que no se sustenta sobre buenos pilares al final sucumbe.
Solo cuidar los valores en nuestros hijos para que cuando esto caiga existan quienes puedan levantar la nueva sociedad.
Lamento mucho que la música popular esté bajando a niveles de facílismo e irrespeto. Pero también hay que pensar en la gente que acepta esas grabaciones y las aplaude. Si nuestro sistema educativo fuera de alta calidad, esa música no prosperaría.
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